jueves, 29 de noviembre de 2012

El dictador necesario


En la mente del dictador
Uno de cada tres habitantes del planeta vive bajo una dictadura. Los que dirigen regímenes autoritarios ¿son personas corrientes o excepcionales? ¿Cómo funciona su cerebro? ¿Tienen algo en común? | Uno de cada tres habitantes del planeta vive bajo una dictadura. Los que dirigen regímenes autoritarios ¿son personas corrientes o excepcionales? ¿Cómo funciona su cerebro? ¿Tienen algo en común?

Según ciertas teorías, los dictadores sufrirían de algunos trastornos en el cerebro. La causa estaría en el gen denominado AVRP1, que regula la capacidad de ser generosos con los demás, que sería más corto respecto al resto de seres humanos. Este gen está asociado a la secreción de una hormona responsable de la creación de vínculos sociales y afectivos, según un estudio la Universidad Hebrea de Jerusalén. Richard Ebstein, que dirigió la investigación, supone que en los dictadores se genera poco placer en los centros de recompensa del cerebro al cumplir acciones altruistas. Su conclusión: “Es bastante seguro que los dictadores codiciosos tienen un componente genético”.

Daniel Eskibel, además de consultor político, es miembro de la Internacional Society of Political Psychology. En su opinión, “el dictador es aquel que se ve dominado por una estructura cerebral situada en el tronco encefálico, sorprendentemente idéntica al cerebro que tiene cualquier reptil y que empuja hacia el dominio, la agresividad, la defensa del territorio y la autoubicación en la cúspide de una jerarquía vertical e indiscutida”. Puede que el cerebro reptil siempre hubiera estado ahí, pero disimulado. Hasta que el político, una vez que se instala en el poder, descubre “todo lo que puede hacer con una orden o una firma. Toma conciencia de su capacidad para influir en la vida de los demás. Si la persona no está preparada, entonces es sólo cuestión de tiempo para que el cerebro reptil se apodere de los resortes del mando”, afirma Eskibel. El resultado es la pérdida de contacto con la realidad: “Lo ves solo. Aislado. Sin escuchar. Sin contacto con la gente. Agresivo. Cometiendo errores que nunca creíste pudiera cometer. Cada vez más rodeado por incondicionales que sólo dicen que sí”.

http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20111216/54241048733/en-la-mente-del-dictador.html#ixzz2DfEZoPlk

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