domingo, 11 de noviembre de 2012

Análisis Estructuralista


Roland Barthes , el creador del análisis estructuralista, llamó unidades narrativas a cada una de las frases o enunciados que componían un texto.  Distinguía en ellas dos grandes clases:   las funciones, o enunciados que presentan acciones y sucesos, y los indicios, que proporcionan datos relacionados con esa acción.  

Las funciones son los hechos desnudos, sin ningún tipo de calificativo ni determinativo.  Como categoría gramatical estarían representados, básicamente, por los verbos y, en menor medida, por los sustantivos.

Por ejemplo:   “El hombre bajó del árbol“.  Aquí tenemos una acción pura, intercambiable.  El hombre podría ser cualquiera.  Evoca una escena en la que un hombre indeterminado (que en la mente de cada uno de nosotros revestiría los rasgos que asociamos al concepto hombre) descendería de un árbol también indeterminado (podría ser un pino, un roble o un manzano, según nuestra imaginación) y podría hacerlo mediante un salto o deslizándose por el tronco (de acuerdo a la noción que tengamos de bajar).  Pero en conjunto, representaría un concepto simple y plenamente comprensible para cada uno de nosotros. La acción o el hecho de bajarse de un árbol.



Se trata de un nuevo método exegético que se impone a partir de los años 70, cuando un grupo de exegetas adopta la investigación semiótica utilizada por la "escuela de Greimas». La peculiaridad de este análisis es que considera el lenguaje no sólo como un sistema de signos, sino sobre todo como un sistema de significación. En este horizonte, semiótica indica más bien una teoría general de los sistemas de significación que una teoría general de los signos lingüísticos.

Más directamente, el análisis estructuralista se aproxima al texto bíblico prefiriendo la lectura sincrónica a la diacrónica; esta opción prioritaria por el sentido del texto lleva a percibir realmente una sincronía de todos los elementos lingüísticos y literarios como una forma privilegiada para su comprensión. Este análisis se cualifica. Por tanto, por una opción que destaca el enunciado por encima del ambiente en que se comunica y su valor significante por encima de la transmisión misma. Esto supone que el análisis estructuralista, a diferencia del histórico-crítico, no tomará en consideración tanto al autor, a las tradiciones históricas o eclesiales o a la comunidad, como la redacción última del texto escogido. Ya que es allí donde ve realizados los Significados últimos que puede expresar.



http://www.literaturate.com/el-analisis-estructuralista-2-las-funciones/

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