Inicialmente, la comunicación política designó el estudio de la
comunicación del gobierno hacia el electorado, luego el intercambio de
discursos políticos entre la mayoría y la oposición. Finalmente el dominio se
amplió al estudio del papel de los medios en la formación de la opinión
pública, más adelante en la influencia de las encuestas en la vida política.
Hoy, engloba el estudio del rol de la comunicación en la vida política en un
sentido amplio integrando también tanto los medios como las encuestas, el
marketing político y la publicidad con un interés particular en lo referido a
los períodos electorales. En el límite, la comunicación política designa toda
comunicación que tiene por objeto a la política!... Esta definición, demasiado extensiva, tiene la ventaja de
tomar en cuenta las dos grandes características de la política contemporánea:
la ampliación de la esfera política y el lugar creciente brindado a la
comunicación, con el peso de los medios y de la opinión pública a través de las
encuestas.
Prefiero una definición más restrictiva. La comunicación política es “el
espacio donde se intercambian discursos contradictorios tres actores que tienen
la legitimidad para expresarse públicamente acerca de la política y que son los
políticos, los periodistas y la opinión pública a través de las encuestas”.
Esta definición insiste en la idea de interacción
de los discursos sostenidos por actores que no tienen ni el mismo estatus
ni la misma legitimidad pero que, por sus posiciones respectivas en el espacio
público, constituyen en realidad la condición de funcionamiento de la
democracia de masas.
El concepto de comunicación política, por su parte, está limitado por
dos fronteras: por una parte las relaciones
entre expresión y acción; la parte creciente que adopta la lógica representativa como medio de
regular las oleadas de comunicación numerosas y heterogéneas por otra parte.
Estos dos límites están directamente ligados al concepto de igualdad de opiniones en el seno de la
comunicación política. Es evidente que sin
estas dos condiciones teóricas (el derecho a la expresión y la igualdad) el
modelo de comunicación política estaría llevado a sus límites. Hay pues que ser
prudente en el análisis y la crítica, y guardar el espíritu que se trata de
contradicciones de un pequeño número de
democracias en el mundo. Aquellas que se benefician con todas las
libertades. Son las únicas que, por primera vez en la historia, reconocen el
derecho a la expresión y a la igualdad de las opiniones. Las derivaciones,
errores y límites del funcionamiento del espacio público, y de la comunicación
política, no deben hacer olvidar su carácter reciente, y el hecho de que estén
ligadas a situaciones eminentemente favorables, en la historia política. La
comunicación política es el “motor” del espacio público.
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